lunes, 10 de marzo de 2014

La Beta Espera




Beta espera.
Entre la ansiedad y la esperanza.
Entre la incertidumbre y la expectativa.
Entre el positivo y el negativo.

Esperar el resultado de un tratamiento de fertilidad puede ser sumamente estresante.
Quince días que parecen pasar muy despacio, al menos mas despacio de lo que los futuros padres parecen poder soportar. Aunque finalmente se soporta. No hay otra opción.
La "beta espera", bautizada por las propias mujeres que esperan por el resultado del análisis que les diga a través del índice en sangre de la beta hcg si el embarazo se ha logrado.
Y ellas son las que nos cuentan que esa espera es uno de los momentos más difíciles de los tratamientos. Esto tiene que ver con que el mismo hecho de "esperar" advierte que no es mucho lo que activamente se puede hacer en ese momento.
Pensemos que entre diagnósticos, ecografías, medicaciones, punciones, transferencias, etc. se tiene una noticia y devolución permanente de lo que va pasando. Por ej: como se responde a la estimulación, cantidad de folículos, los que fecundaron, la calidad que tienen, los pre embriones que serán transferidos, y hasta se puede ver el momento de la transferencia en imágenes. Y luego: esperar pasivamente. Sin imágenes, ni devoluciones.
Y entonces se abre una gama de percepciones que esperan les diga si el embarazo es o no es.
Las mujeres intentan adivinar con percepciones agudas y permanentes, si en sus cuerpos se van produciendo los cambios que suponen el "positivo". Se alertan y se enojan por otros que parecen indicarles que menstruarán. Pero luego vuelven a esperanzarse, frente a signos desconocidos que podrían suponer un embarazo. Y así sucesivamente.

Se podrían dar miles de consejos para pasar esos días, pero me parece mas posible, invitar a cada mujer a encontrar su propia forma. Los ritmos del cuerpo cambian a lo largo de los tratamientos, entonces algunos de los signos que se intenta interpretar, pueden estar trayendo mensajes no siempre certeros.
Son días de ansiedad, pero que pueden tomarse como una forma de parar en el camino. Intentar no encerrarse, no quedarse inmóviles por temor a que algo salga mal . Seguir con algunos ritmos normales y habituales ayuda a no "paralizar" el mundo y que el tiempo pase sin seguir el minuto a minuto que nos da la sensación de que todo es muy lento hasta el día del análisis.
Algo que en el trabajo cotidiano con las mujeres en espera sirve mucho, es que en esos días se reconecten con el cuerpo desde otro lugar, el lugar de los ritmos, de los tiempos y los procesos naturales, que en medio de los tratamientos puede desdibujarse.
El hecho de hablar sobre lo que a las mujeres nos pasa, no implica que los hombres se queden afuera de esta espera, también sienten ansiedades y están expectantes, pero no lo exteriorizan tan masivamente como las mujeres.

Verónica Tirados - Lic. en psicología
MP 3017
Coordinadora del Area de Psicología
Origen Salud reproductiva


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